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El ABC muestra poca Humanidad

Helena Climent

El periódico ABC publicó, el 10 de diciembre de 2016  en su página web, un reportaje sobre los refugiados sirios en Turquía con motivo de ser el Día de los Derechos Humanos. Desde el titular, se puede apreciar la manera negativa, sensacionalista y descontextualizada con la que está tratada la información: Refugiados sirios en Turquía, un arma de doble filo para Erdogan. De este modo, tal y como señala la guía Inmigració i refugi als Mitjans de Comunicació (2007), con este titular se fomenta la visión de la inmigración como un problema en los medios de comunicación.

Asimismo, esta guía también subraya el hecho de que se debe evitar reducir la información sobre inmigración a cifras. En este caso este reportaje no lo cumple y el subtitular es un claro ejemplo: Más de dos millones y medio de sirios se agolpan en el país desde el comienzo del conflicto. Solo 250.000 viven en los 26 campos repartidos a lo largo del territorio turco, menos del 10% del total.

En el primer párrafo, hay una sucesión de expresiones y oraciones sensacionalistas que incitan al alarmismo como “los sirios se asientan en el país y levantan pequeños negocios y escuelas, pero también ampollas entre los turcos más nacionalistas o los afectados por la crisis y el paro”.

También se percibe sensacionalismo con el uso de la expresión agolparse, en el subtitular y, masiva llegada de sirios y la peor ola de llegadas, a lo largo del texto. Además, cabe destacar que estas dos últimas expresiones denotan falta de imprecisión al hacer referencia a grandes cantidades que no se fundamentan con ningún dato. En esta misma línea, durante la pieza informativa se hace un uso incorrecto del vocabulario, dado que el periodista se refiere a los migrantes como migrantes irregulares y la manera adecuada es referirse con el término “indocumentados” (Inmigració i refugi als Mitjans de Comunicació,2007).

Por otra parte, la imagen que acompaña al texto es un estereotipo al que suelen recurrir los medios de comunicación para referirse a la inmigración y a los refugiados, ya que aparecen niños agarrados a una verja. Seguidamente, aparece otra fotografía de dos niñas menores, a las que no se les oculta el rostro, y un pie de foto en el que aparecen sus nombres. Esta imagen acompaña a una información relacionada con un caso que vivió la niña hace dos años y que todavía le causa dolor,  ya que fue ella la que encontró a su padre fallecido dentro de su taxi cinco días más tarde de haber sido asesinado por un francotirador. De este modo, es injusto que se vuelva a recordar este hecho y el Manual per a periodistes sobre la protecció de la infancia en els mitjans de comunicació:

 “Los contenidos que sirven los medios pueden ser muy traumáticos para los niños que de forma natural se identifican con los personajes que viven estas situaciones. Piensan que les puede pasar a ellos o recordarles vivencias traumáticas pasadas” (traducción del valenciano al castellano).

Por último, cabe mantener un equilibrio con el uso de fuentes con declaraciones negativas y el de las positivas, ya que si predominan los negativos no se ayuda a la construcción de una imagen más normalizada de este problema social. “Se han de escuchar todas las voces para analizar las causas del conflicto i buscar actuaciones básicas con visiones positivas (noticias), i contraponer las noticias negativas con les positivas” (Guía de llenguatge inclusiu). En este caso se muestran ambas posturas al inicio del reportaje. En primer lugar, la visión más positiva sobre los inmigrantes sirios: «El Gobierno turco tiene una intención instrumental con los refugiados y se ha portado bastante bien. Los sirios están creando empresas, comercios, oportunidades de trabajo muy importantes y están dando un gran empuje a la economía del país. Han creado más de 500 empresas. Es también una aportación a la UE».

Y, por otra parte, la de los más escépticos: «No es tan exitoso como se ha podido contar. Suponen más una carga para la economía que un impulso. Al menos, de momento. La mayoría de sirios sufre una gran explotación dentro de la economía informal porque resulta muy duro obtener los permisos de trabajo, debido a las dificultades de adaptarse a la cultura turca y especialmente por el idioma. Si ya es duro para los refugiados en Líbano, donde se habla árabe, imagina en Turquía».

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