La prostitución sigue siendo "el talón de Aquiles" de la sociedad española en pleno siglo XXI
El debate histórico sobre esta profesión continúa muy presente en la actualidad

Alba Calvo

El ejercicio de la prostitución sigue generando uno de los grandes debates de la sociedad española en el que es complicado excluir los juicios de valor. Estos juicios se sustentan en la concepción que tiene la sociedad sobre las relaciones sexuales que se han tratado como un tema tabú durante muchos años. Existen diferentes opiniones, un sector de la población considera que solo su trayectoria histórica hace que esta profesión sea tan legítima como cualquier otra, con el hándicap del estigma social que lleva añadido. Y por otro lado se considera que la prostitución no puede ser valorada como cualquier otra profesión ya que es una manifestación de una sociedad regida por el patriarcado.
Por lo que ante este debate se presentan dos posturas enfrentadas, una a favor de la legalización y otra de la abolición. El único nexo común entre ambas es la necesidad de proteger a este colectivo de abusos, de acabar con la trata y la esclavitud sexual. En definitiva garantizar los derechos de un sector de la sociedad que en ocasiones parece invisible.
Sin embargo ¿cuál es la situación real de esta profesión y hasta donde llega su repercusión a nivel económico, cultural e incluso moral en la sociedad?
Los inicios de la prostitución
La sociedad occidental se sustenta en ideas desarrolladas por la religión y la filosofía clásica, en estas se asienta la lógica de un sistema dominado por el hombre. Lo que se conoce como patriarcado, un sistema socio-político que sostiene el pilar de la supremacía masculina y la subordinación femenina. Según Fontela «el patriarcado es un sistema de relaciones sociales sexo–políticas basadas en diferentes instituciones públicas y privadas y en la solidaridad interclases e intragénero instaurado por los varones, quienes como grupo social y en forma individual y colectiva, oprimen a las mujeres también en forma individual y colectiva y se apropian de su fuerza productiva y reproductiva, de sus cuerpos y sus productos, ya sea con medios pacíficos o mediante el uso de la violencia».
Según este modelo algunos de los atributos que definen al hombre son la fuerza o la racionalidad y a las mujeres se les atribuyen valores como obediencia, discreción o castidad pero también otros como sexualidad, maldad o incompetencia por lo que se define una doble dualidad entre la buena mujer (la esposa y madre) y la mala mujer (la prostituta).
Los inicios de la profesión se encontrarían en este debate entre la "buena mujer " y la "mala mujer". Según Beatriz Gimeno, autora del libro La Prostitución « para hacer compatible esta dualidad moral de la mujer se creó la bolsa de mujeres públicas (lo que comúnmente se conoce como prostitución) que durante toda la historia ha sido creada, mantenida y fomentada por el sistema pero jamás combatida».
¿Existe una legalización de la prostitución en España?
Antes de analizar la situación legal es importante diferenciar la prostitución voluntaria de la forzosa. Son muchas las mujeres que son víctimas de la trata y son obligadas a ejercer la prostitución por mafias organizadas. La situación legal hace que estas mafias tengan un mayor nivel de opacidad, que tal vez con la regulación de la profesión quedarían al descubierto.
En España actualmente existe una situación de alegalidad, es decir el ejercicio libre de esta profesión (una persona decide ejercerlo y quedarse con el beneficio) no está sancionado. Pero en el Código Penal sí que establecen como delitos la prostitución con menores, la forzada en mayores de edad y la explotación.
El Artículo 312 del Código Penal. 1. Redacción según Ley Orgánica 4/2000, de 11 de enero enuncia que «Serán castigados con las penas de prisión de dos a cinco años y multa de seis a doce meses, los que trafiquen de manera ilegal con mano de obra. 2. En la misma pena incurrirán quienes recluten personas o las determinen a abandonar su puesto de trabajo ofreciendo empleo o condiciones de trabajo engañosas o falsas, y quienes empleen a súbditos extranjeros sin permiso de trabajo en condiciones que perjudiquen, supriman o restrinjan los derechos que tuviesen reconocidos por disposiciones legales, convenios colectivos o contrato individual».
También existen otras leyes que recogen la penalización de esta profesión aunque se realice de manera consentida según el lugar en el que se lleve a cabo. La Ley de Seguridad Ciudadana sí que se penaliza este consumo cuando se realice en zonas de transito público, cerca de lugares destinados a su uso por menores (colegios o parques) y en zonas que puedan suponer un riesgo para la seguridad vial.
El "negocio" de la prostitución en España
La prostitución se entiende, al igual que cualquier otra profesión, como la actividad basada en la prestación de un servicio determinado a cambio de recibir una compensación económica. Sin embargo si no existe una regulación de la actividad no hay una garantía profesional.
Y es que pese a esta situación de alegalidad España es el primer país europeo en consumo de prostitución y el tercero en el mundo. Según estimaciones del INE la prostitución supone el 0,35 % del PIB anual.
Un informe elaborado por la Comisión Mixta de los Derechos de la Mujer y de la Igualdad de Oportunidades del Congreso de los Diputados calculó en 2007 que alrededor de 300.000 mujeres ejercen la prostitución en el conjunto del Estado, «siendo la gran mayoría pobres, inmigrantes y en situación irregular, y que el 99,7% de los clientes son hombres». Ese mismo informe señalaba que los españoles gastaban 50 millones de euros diarios en prostitución. Estas cifras unidas a un estudio anterior realizado en, 2006 señalaba que el 11% de los hombres españoles habían demandado servicios sexuales en el último año, una proporción que duplicaba las cifras de Portugal o Alemania y que multiplicaba por diez las de Francia o Reino Unido.
Pese a los diferentes estudios realizados sobre la situación de la profesión, desde la Fundación Hetaira, colectivo en defensa de los derechos de las trabajadoras del sexo, se reivindica que es necesario realizar un informe riguroso sobre el número de los trabajadores del sexo en España en burdeles y en las calles y sus condiciones laborales para conocer la situación real de la prostitución en el país.
Y es que la situación de alegalidad hace que no se reconozcan los derechos de los trabajadores del sexo, es decir, que no tengan protección laboral, derecho darse de alta en la Seguridad Social, a cotizar, sindicar o ir a la huelga.
Por lo que desde esta asociación reclaman que se reconozcan y se garanticen los derechos de todas las personas que ejercen la prostitución, ya que como trasladan en su manifiesto «la prostitución es una actividad económica legítima, como plantea una sentencia dictada en 2001 por el Tribunal de Justicia de Luxemburgo».
El debate dentro del feminismo
El movimiento feminista lucha contra el patriarcado dominante en la sociedad y reivindica el respeto de los derechos de las mujeres. Busca la igualdad cuestionando la dominación de los hombres y la asignación de los roles sociales según el género.
Pese a este objetivo hay puntos de discrepancia en este movimiento y uno de los más representativos es la prostitución. Un tema complejo que inicia el debate también dentro del feminismo, se discute si la prostitución debe regularse, prohibirse, combatirse o dejarse como está.
Por lo que según Gimeno se desarrolla una perspectiva feminista antiprostitución y prostitución que se ha convertido en una discusión cerrada por ambas partes, donde la reflexión conjunta resulta imposible, son dos niveles que no deberían ser excluyentes pero lo son.
«Las feministas propostritución consideran que las antiprostitución quieren imponer su moral particular (antisexual, tradicional y conservadora). En cambio al contrario se cree que no hay nada más conservador que apoyar una institución milenaria cuya función es apuntalar la desigualdad» afirma Beatriz Gimeno.
También se presentan posturas híbridas como la propuesta por O´Neill «la lucha para la mejora de las condiciones de las mujeres que viven de la prostitución sin abandonar la lucha contra el patriarcado, teniendo en cuenta que los ejes que se articulan en las relaciones de prostitución como son la clase, la raza, la nacionalidad y el género». Esta postura se plantea como la posible solución ante una situación de desigualdad.
Todos estos debates denuncian la realidad, pese a los diferentes puntos de vista que se desarrollan, de un colectivo que no se ve respaldado por las leyes y que en numerosas ocasiones se ve juzgado y atacado por la sociedad. En definitiva el rechazo de una profesión que traspasa fronteras y géneros, ya que la prostitución se realiza por todo el mundo y aunque en menor número los hombres también se dedican a ella.