Hablando sobre la apropiación cultural
Raquel Batalla
La apropiación cultural es el fenómeno en el que un sector se apropia de expresiones culturales, conocimientos tradicionales y/o propiedad intelectual de otro sector. Esta apropiación oprime de forma sistemática, sin pedir permiso.
Al hacerlo, priva de significado cultural a estos elementos y los estigmatiza, cuando el sector oprimido quiere disfrutarlos
Qué es y cómo evitarla

Este concepto hay que saber diferenciarlo muy bien de interculturalidad, que es el encuentro entre culturas donde no se producen dinámicas de poder. En este fenómeno una cultura no solapa ni oprime a la otra ya que solo se produce un intercambio de forma mutua y consensuada.
¿Por qué hay que evitar la apropiación cultural?
Las personas que hacen uso de elementos de otras culturas oprimidas no tienen que hacer frente a las críticas, la criminalización ni la deshumanización que viven las personas de esa cultura. Cuando haces uso de la apropiación cultural estás perpetuando el racismo ya que esta subestima a las culturas no occidentales y el pensamiento de que son secundarias. Estos objetos culturales pasan a ser productos pata el consumo, dejando de lado a los grupos oprimidos que realmente los utilizan.
Un buen ejemplo de ello son las boxer braids o trenzas de boxeadora. Primeramente, este tipo de peinado se ha llamado cornrows (trenzas pegadas a la cabeza cuyas líneas se asemejan a una mazorca de maíz) hasta que Valentino decidió reinventar este peinado y cambiarle el nombre. Junto a la marca, la familia Kardashian se subió al carro y contribuyó al boom de este peinado como bien sabemos.
Este tipo de recogido se ha utilizado durante muchísimos años por la comunidad afroamericana. Estas personas tienen el pelo mucho más duro, fuerte y áspero y utilizan este tipo de recogidos para despejarse el cabello o lograr otro estilo en su pelo. Las cronrows forman parte de su cultura y ahora se está banalizando, siendo un producto de mercado y olvidando a toda la comunidad que hay detrás
«Cuando era pequeña e iba a la escuela, mi madre siempre me hacía estas trenzas. Mis compañeros se burlaban de mí y de mi peinado. Ahora tengo que ver cómo muchas personas lleven este pelo mientras yo he tenido que pasar un calvario por querer llevar algo que pertenece a mi cultura».
Estas son las palabras de Fátima, una joven nigeriana que lleva en España desde los 5 años. Como ella, son muchas las personas que no están de acuerdo con este tipo de prácticas.
Por otro lado, la apropiación cultural también estereotipa y fomenta los fetiches racistas. En una fiesta de disfraces nadie se disfraza de blanco, pero sí hay personas que se disfrazan de mexicano, indígena o geisha.
Nuestra cultura occidental relega sistemáticamente el resto de culturas a un segundo plano, e incluso, llega a ridiculizarlas. El caso de los disfraces es un buen ejemplo para visibilizar este caso.
Por otro lado, la apropiación cultural también alcanza al mundo de la moda. Uno de los casos más llamativos son los bordados blusa Tlahuioltepec. La diseñadora Isabel Marant plagió el diseño de las mujeres de la comunidad indígena de México Santa María Tlahuitoltepec. La diseñadora francesa vendió estas blusas sin pedir permiso a las mexicanas, lucrándose totalmente a su costa.

¿Qué podemos hacer para evitar este problema?
Primeramente, hay que tener en cuenta que casi todo lo que aprendemos sobre otra cultura es a través de la televisión y el resto de medios tradicionales. Estos en muchas ocasiones estereotipan las razas y no ayudan a dejar de lado las conductas racistas. Así pues, hay que tener criterio, investigar por nuestra cuenta y recordar que una cultura es mucho más compleja de lo que podemos llegar a creer.
Como ya se ha visto anteriormente, hay que mirar muy bien qué estamos consumiendo y qué tipo de prácticas hacemos. Debemos ser conscientes de este problema y respetar a una raza cuando alguien de un colectivo cultural te informa sobre que una prenda, peinado o comida tiene una gran carga emotiva.