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Cuando los 'yanquis' son los malos

Esther Gabaldón Sánchez

La objetividad es una de las mayores virtudes de un periodista, cualidad que parece haber olvidado José Pérez Quintero en su artículo publicado en pasado 06 de octubre de 2016 en el periódico El Español. Usa frases llamativas y provocativas, metáforas y sornas a lo largo de todo el escrito que le hacen alejarse cada vez más de un artículo neutral.

El tema a tratar es el estreno de la serie estadounidense Timeless, que ha tenido una gran repercusión por su similitud con la serie española El Ministerio del Tiempo. El titular ya enfoca el tema de una manera sensacionalista, buscando llamar la atención y la provocación. Este dice así: «Bienvenido Mr. Plagio: llega ‘Timeless’, la versión yanqui de ‘El ministerio del tiempo’.» El calificativo yanqui es utilizado durante todo el texto para referirse a la nacionalidad estadounidense. Esta es una manera demasiado coloquial, e incluso ofensiva, para nombrar a aquellos que se engloban dentro de este colectivo.

El subtitular no se queda atrás. En él podemos leer: «Antes copiábamos a los americanos y nos parecía mal. Ahora ellos nos copian y los justificamos.»  Lo principal a destacar es el uso de la primera persona en la conjunción de la oración, cosa que en el apartado de titulares no suele ser muy apropiado.

Además, se da a entender una crítica a la falta de interés por los españoles de los problemas culturales, como bien dice ‘justificando’ como correcto un acto tan poco ético como el plagio de una producción.

 

Ya solo con la primera frase el autor deja claro que no solo utilizará en la sección de titulares frases subjetivas. Tras introducir el tema en diez palabras, deja el resto de oración para apelar al partido socialista y la situación actual por la que pasa. La frase tal cual, dice así: «Esta semana se ha estrenado Timeless, una serie americana que viene más cargada de polémica que un comité federal del PSOE.»

Cuenta los hechos en primera persona, apelando al lector continuamente y utilizando sornas tanto hacía los españoles como los estadunidenses. En ocasiones personifica estas bromas como a mitad del artículo donde apela al partido de Ciudadanos y a su representante. Dice así: «Creo que era lo único que le quedaba a Ciudadanos por apoyar. Y es que Albert, con tal de conseguir un ministerio, hace lo que sea.»

 

Durante todo el artículo la opinión del periodista se deja ver, y esta gira en torno a la indignación que siente por el plagio de esta serie. En cambio, a mitad del texto cambia este tono y comienza a decir cosas como: «Tal vez, y solo tal vez, esto es un síntoma de que en España comenzamos a hacer tímidamente series exportables... », «A lo mejor acabamos viendo la versión americana de Águila roja, Isabel o La que se avecina, aunque esta última daría pie a confusión, ya que la gente pensaría que se trata de una serie sobre Donald Trump como presidente de la Casa Blanca.». Y otras como: «O tal vez deberíamos comenzar a poner nombres americanos a nuestras series, y así nos quitamos ese sambenito de que lo yanqui siempre es mejor.»

 

De este modo podríamos concluir que el autor en ningún momento usa un vocabulario neutral. Apela constantemente al público increpándolo con apelativos y adjetivos, usando un vocabulario de sorna constante. Es así como deja entrever faltas de respeto en más de una ocasión por culpa del uso del vocabulario.

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