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La objetividad periodística esa gran olvidada

Esther Gabaldón Sánchez

Esta semana se realizará el análisis de la noticia publicada por el diario El País, fechada el 18 de octubre de 2016. En esta se habla de los hechos sucedidos tras la agresión a dos Guardias Civiles que se produjo el sábado 15 de octubre del 2016 en la población de Alsasua, Navarra.

Lo primero que llama la atención de la noticia es su titular «Los fantasmas de la ‘kale borroka’ resucitan en Alsasua». La ‘kale borroka’ es el término que se utiliza para definir los actos violentos de grupos (normalmente jóvenes) simpatizantes de la Izquierda Abertzale. Es aquí donde encontramos el primer fallo. El propio titular crea hipótesis calificando a los autores de los actos como simpatizantes a este grupo político, cuando en ningún momento se ha afirmado que el suceso tuviese un trasfondo político.

En el primer párrafo de la noticia el periodista escribe que tanto vecinos como algún Guardia Civil afirman que la pelea surgió «como puede surgir cualquier otra pelea a esas horas un sábado». Esta afirmación no la vuelve a repetir en ningún momento de la noticia, dejándola al principio y comentándola como algo superfluo y sin importancia. Esto cobra importancia si nos fijamos en el hecho de que la noticia contiene 1134 palabras y ha esta firmación tan solo se le dedica 92.

Otro aspecto que llama la atención es la introducción del segundo párrafo. Lo primero a destacar es que cambia el formato de escritura, dando la sensación de que la noticia realmente comienza ahí.

Describe el pueblo de Alsasua nombrando características como la distancia a la que se encuentra de Navarra, el número de habitantes, cuantas iglesias y caseríos tiene, así como su posición geográfica privilegiada ya que se encuentra rodeado de montañas. Esta introducción le sirve como pie para la siguiente característica «Las paredes y calles de la localidad están repletas de carteles y murales que reclaman el acercamiento de los presos etarras y la independencia de Euskal Herria.». Todos estos datos resultan innecesarios para que el lector conozca los hechos sucedidos el pasado sábado. Su función es intentar infundir la idea concebida de que lo sucedido fue motivo de un ataque ideológico realizado por un grupo de radicales a unos Guardias Civiles. Este segundo párrafo lo termina con la frase «Alsasua es un bastión de la izquierda abertzale, un núcleo duro con un extenso currículum de ataques y atentados» generalizando en que el resto de Navarra piensa que ese pueblo es de mentalidad afín a la Izquierda Abertzale; así como todos en el pueblo comparten esa mentalidad (menos la  Guardia  Civil, hecho por el que han sido agredidos).

Durante el texto hace juicios constantes tales como «El del pasado sábado es el último capítulo violento de un listado que parecía olvidado». No usa fuentes verídicas ya que todos los hechos que narra el periodista cita que han sido narrados por «testigos que no participaron en la pelea, pero que estaban en los alrededores» o compañeros de los Guardias Civiles agredidos, pero como fuentes veladas. También usa ladillos como «La normalidad que nunca llegó» para seguir reconstruyendo los hechos que provocaron dicha agresión.

Define el bar como «punto de encuentro para jóvenes radicales», volviendo a hacer una generalización. A esta afirmación la acompaña declaraciones de otro Guardia Civil donde asegura que a ciertas horas ya no pueden salir de casa o que él no hubiese ido a ese bar. Esta combinación deja ver rasgos de sensacionalismo buscando una realidad forzada y poco común en pleno siglo XXI.

Vuelve a usar ladillos increpantes como «Largo historial de violencia» con los que da pasó a la última sección de la noticia, en la que no añade información sobre la noticia principal, sino que simplemente narra datos sobre la población. «Alsasua es uno de los pueblos con mayor presencia de la izquierda abertzale que hay en País Vasco y Navarra», «En los últimos 25 años, esta localidad navarra de 7.000 habitantes ha estado gobernada siempre por fuerzas nacionalistas vascas» son algunas de las frases que utiliza para finalizar su noticia.

El texto está lleno de argumentaciones personales subjetivas, apoyadas en una plasmación de la información sensacionalista y para nada neutral. Es así como se pueden ver claros ejemplos de faltas de respeto hacía grupos concretos de personas con ideologías diferentes, así como generalizaciones o falta de profesionalidad del periodista a la hora de incluir información innecesaria y que solo llevan a crearle al lector prejuicios hacía un sector de población determinado.

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