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Kung fu Panda 3 es sexista

Helena Climent

En los últimos años hemos asistido a grandes reivindicaciones a favor de la igualdad entre sexos en el mundo audiovisual por parte de reconocidas actrices. Por ejemplo, Jenniger Lawrence que tras el rodaje de La estafa americana se enteró de que la estafada había sido ella. Patricia Arquette con su discurso tras ganar el Óscar a Mejor Actriz por la película BoyHood o Robin Wright, la intérprete de Claire Underwood en House of cards.

Esta última ha tenido que esperar a la grabación de la cuarta temporada de su serie para hacer enrojecer a Netflix pidiendo cobrar el mismo sueldo que su compañero Kevin Spacey, ya que ambos roles eran protagonistas equitativos e incluso Claire Underwood  había logrado alcanzar una mayor popularidad en la última temporada. Sin embargo, todo esto no sirve de nada si la base no tiene un buen cimiento.

Alison Bechdel publicó una tira cómica en 1985 en la que aparecían dos mujeres conversando y una le decía a la otra que no vería ninguna película que no cumpliera tres requisitos. El primer requisito era que aparecieran al menos dos roles femeninos en el film; el segundo, que ambos roles dialogaran entre sí;  y el tercero, que hablaran de cualquier cosa excepto de hombres. Por ello, esta dibujante da nombre al clásico test de Bechdel que se aplica a todas las películas de Hollywood.

La película de animación Kung fu Panda 3 no pasa dicho test, lo que provoca que hechos como este nos hagan reflexionar sobre qué tipo de educación refleja el cine a los niños. Al contrario de lo que ocurre, es esencial que las películas infantiles inculquen el rol de la mujer fuerte, con sueños, ambiciones y personalidad, para que desde infantes exista esa equidad entre ambos sexos. Esta inercia social machista que muestra la industria cinematográfica no parará si no se escriben verdaderos papeles femeninos, ni el 50% de las películas las dirigen mujeres, ni se repara la brecha salarial.

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